San Jhony es Guadalajara








Mi lección no va por ahí. Tampoco lo es, el amarrarse el cinturón de seguridad que es el aprendizaje más importante en la adolescencia (el segundo es que el acné crea personalidad).

Yo creo que lo más importante que aprendí en mis veinte y que comparto es lo siguiente: siempre hay un whisky de más; siempre hay un cigarro de sobra











viernes, 25 de noviembre de 2011

El Occidental 29 de junio de 2011

Desde hace tiempo el crimen organizado es tema de muchas obras literarias. El poder de la mafia se documenta en la literatura y el cine desde hace décadas. Mucha gente conoce la película El padrino, donde se muestra el poder de la mafia italiana en Estados Unidos. Entre los jóvenes autores italianos se hizo famoso Roberto Saviano con su libro de reportajes Gomorra, en el cual describe cómo una mafia moderna se apodera de los procesos industriales más avanzados. Sin embargo, es en el narcotráfico, donde el crimen organizado tiene mayor presencia en este momento. Eso se nota cada vez más en la literatura y en el cine. El Gobierno de Sinaloa acaba de prohibir los narcocorridos para impedir que se glorifiquen las hazañas de los narcotraficantes.

Antes, la literatura se ocupaba de los crímenes individuales, pero ahora se concentra su interés cada vez más en el crimen organizado que no puede ser eliminado, deteniendo a un solo culpable. Las novelas policíacas de antes de Agata Christie, Georges Simenon o Paco Ignacio Taibo II, donde un solo investigador de talento puede encontrar al culpable de un crimen, ceden su lugar a novelas que nos describen la compleja estructura de un crimen organizado que opera a nivel internacional. La mafia surgió en el sur de Italia, pero tiene sus enclaves también en el norte de Europa y una fuerte presencia en Estados Unidos. El narcotráfico se extiende desde Colombia pasando por México hacia Estados Unidos.

La famosa novela La reina del sur del español Arturo Pérez Reverte nos cuenta la vida de una narcotraficante de Sinaloa quien tiene que huir de México y se establece en el sur de España. Allí colabora con organizaciones criminales de otros países, sobre todo con la mafia rusa. Estas novelas sobre el narcotráfico mantienen a los lectores en suspenso, pero no se sirven de la trama clásica de la novela negra, donde hay que encontrar al culpable de un crimen, sino que describen sencillamente la vida de un narcotraficante quien continuamente se mueve en un ambiente muy peligroso y en cualquier momento puede ser detenido por la policía o asesinado por rivales.

Según Federico Campbell el sinaloense Élmer Mendoza (Culiacán 1949) es "el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfico en nuestro país". Es profesor de literatura de la Universidad Autónoma de Sinaloa y se dedica sobre todo a la narrativa y el ensayo. Publicó dos libros de crónicas sobre el narcotráfico y entre 1978 y 1992 publicó tres libros de cuentos que sólo son apreciados por los especialistas en literatura mexicana.

Según mi amigo Amado Aurelio Pérez,  Mendoza, es uno de los mejores cuentistas de la literatura mexicana actual.

Sin embargo, su éxito como escritor se debe a la publicación de su primera novela Un asesino solitario en 1991, donde se explora con gran humor los bajos fondos de la sociedad sinaloense. El personaje central de este libro es un matón a sueldo. Con la novela El amante de Janis Joplin de 2001 consigue el reconocimiento internacional. La editorial Tusquets publica este libro no sólo en México, sino también en Barcelona. El autor nos cuenta la historia de David, un joven de la sierra sinaloense quien sin desearlo, se involucra en los enredos del narcotráfico. Podríamos comparar las aventuras cómicas y a veces trágicas de este personaje con las de Simplicius Simplicissimus, un muchacho ingenuo quien participa en la guerra de 30 años. David igual que Simplicius es un joven ingenuo que se deja llevar por las circunstancias y gracias a su buena suerte sobrevive a las situaciones más peligrosas. A Simplicius del autor barroco alemán Grimmelshausen le toca arriesgar su vida en la guerra más terrible del siglo XVII y David está constantemente en peligro por vivir en medio de narcotraficantes y hacerse sospechoso a la policía. Su vida en el pueblo es tranquila, trabaja en el taller de su padre, donde las sierras cortan las maderas de los árboles. Un día le ocurre bailar con Carlota Amalia en la plaza del pueblo. Pero como esta muchacha tiene un novio muy macho, éste quiere matar a David con su pistola, pero antes David lo mata lanzándole una piedra a la cabeza. Su víctima es un narcotraficante poderoso y David se esconde en casa de unos tíos en Culiacán.

Como jugador de béisbol lo llevan a Los Ángeles, donde conoce a la famosa cantante Janis Joplin y después de haber hecho el amor con ella jamás la deja de querer. Janis siempre está presente en su vida, sin embargo, nunca la vuelve a ver. David deja el béisbol y se regresa a Sinaloa, donde tiene contacto con gente de la guerrilla estudiantil y con los narcotraficantes. Quiere mucho al Chato, su primo quien es un estudiante revolucionario, pero su ideología marxista para él es incomprensible. Pero sin problemas colabora con el Cholo, un narcotraficante quien exporta droga a los Estados Unidos.

Mendoza nos describe con gran plasticidad la vida de la clase media y baja de Sinaloa y nos introduce al ambiente de narcos y estudiantes revolucionarios. David se entiende con ambos, pero no con la policía, de cuya brutalidad y arbitrariedad frecuentemente es víctima. El autor reproduce con gran maestría el lenguaje coloquial de sus personajes y entra a los más pequeños detalles de su vida. El Cholo, para quien transporta David droga hacia Estados Unidos, confía igual que muchos otros narcos en los milagros y la protección del Santo Malverde.

Esta segunda novela de Mendoza esta llena de situaciones cómicas y absurdas que nos permiten enfrentar con un poco de humor la terrible violencia que marca la vida en Sinaloa y muchas otras partes de México. El amante de Janis Joplin es una novela picaresca del narcotráfico en México.

Wolfgang Vogt