La Madonna tenía cara de mapuche, era de Temuco, por eso nosotros la molestábamos, le decíamos Madonna Peñi, Madonna Curilagüe, Madonna Pitrufquén. Pero ella no se enojaba, a lo mejor por eso se tiñó el pelo rubio, rubio, casi blanco. Pero ya el misterio le había debilitado las mechas. Con el agua oxigenada se le quemaron las raíces y el cepillo quedaba lleno de pelos. Se le calló a mechones. Nosotros le decíamos que parecía perra tiñosa, pero nunca quiso usar peluca.
Pedro Lemebel vino a Guadalajara, y como todo bien criado, probó,
la birria, leyo poesía, y compro sus souvenirs en san jhony.
No exite mayor testimonio que este pero usted Sr., Lector consulte las memortias de la feria municipal del libro de Guadalajara.
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